A lo largo de la historia se han generado nuevos espacios y formas arquitectónicas como resultado de actividades de producción y consumo emergentes que se expresan como testimonios físicos de un tiempo y lugar determinado, las cuales se manifiestan en los centros de población generando transformaciones urbano-arquitectónicas.
Nuevas actividades se corresponden con nuevas necesidades. Si estas provienen además de un entorno social que las adopta de manera colectiva es común que lleguen a normalizarse y por lo tanto requieran de espacios, muchas veces efímeros o trashumantes que con el paso del tiempo llegan a consolidarse y dan origen a nuevos géneros arquitectónicos, tal como sucedió con los cines.
Hacia finales del siglo XIX llegaron a Mérida los primeros aparatos de proyección cinematográfica, sus incipientes funciones se realizaron en viviendas y teatros adaptados; estas eran mudas o musicalizadas en vivo hasta que con inclusión del sonido fue necesario construir espacios especializados, de esta manera, los cines se instalaron en predios cercanos a las plazas de los barrios cuya consolidación se dio hacia la primera mitad del siglo XX.
Las primeras salas, en su mayoría, tomaron el modelo del teatro para ser modificado, esto como remedio a las necesidades de proyección en espacios exclusivos para tal actividad, hasta que en algún momento los edificios cinematográficos tuvieron su propio código y lenguaje.
De manera paulatina, las salas cinematográficas, se convirtieron en referente del sitio en el que se encontraban insertas, sentido que se ha perdido de la mano de cambios de uso, abandono y demoliciones. De ahí la importancia en reconocer a este género arquitectónico como el hito que fue, así como el impacto que produjo.
Los cines de la ciudad de Mérida han sido en su mayoría objeto de estudios sociales y de redacción de artículos anecdóticos; mientras que, en el ámbito arquitectónico, han sido tomados como ejemplo de la plástica representativa de ciertas vanguardias modernas, pero sin llevar a cabo un análisis que permita entender la inserción de este nuevo lenguaje en los entornos barriales, a pesar de que estas salas fueron y en algunos casos siguen siendo un hito en la imagen urbana de los entornos barriales.
Este género arquitectónico ha sido poco explorado desde el ámbito arquitectónico en la ciudad de Mérida, mientras se aborda a través de investigaciones de tema social, anecdótico e incluso por menciones en textos de temática arquitectónica, pero únicamente de manera breve por sus características correspondientes a vanguardias del movimiento moderno, por lo que se remite a ellos de manera tangencial.
Si se realiza un recorrido por los entornos barriales desde la ya conocida y muy estudiada estructura urbana de Mérida y su evolución debemos abordar también el ámbito social en los barrios de Mérida. Será evidente, también durante este recorrido que han ocurrido transformaciones urbano-arquitectónicas que se ven manifiestas a través nuevos lenguajes introducidos con la inserción de los cines en los barrios, lo que permite entender la continuidad de estos últimos como espacios colectivos y por lo tanto, el reforzamiento en la centralidad de sus entornos.
Dado que existen pocas referencias de estudio de los cines en la ciudad de Mérida, como se ha indicado antes, ha sido necesario aproximarse a ellos a través de las publicaciones periódicas, ya que proporcionan información de primera mano al ser creadas con una función de comunicación, así como por su ausencia de distancia cronológica respecto a los hechos urbano-arquitectónicos que se estudian, a la vez nos colocan en el contexto en el que se desarrolló la producción de las salas cinematográficas.
La información contenida en estas permitió determinar datos relativos a los cines desde su construcción, hasta las prácticas sociales en torno a estos.
Los sitios de proyección cinematográfica en Mérida proliferaron durante la primera mitad del siglo XX fue considerable, ya que se pueden contabilizar más de sesenta cines, entre ellos algunos aún en funciones y otros efímeros, entre construidos y adaptados.
Estas salas de proyección cinematográfica han mostrado una amplia tendencia a establecerse no solo en el área de los barrios de la ciudad de Mérida, sino particularmente en las proximidades a las plazas y plazuelas de cada uno de estos, que durante la primera mitad del siglo XX estaba conformada por la zona de cuarteles y barrios de la ciudad de Mérida.
A pesar de las modificaciones físicas y de uso de suelo que se han dado en el centro histórico de Mérida, la estructura barrial de la ciudad de Mérida permanece prácticamente intacta como conjunto conformado por estas zonas diferenciadas conocidas como barrios. Cada uno de estos con cualidades propias, ya sea por la época que representa la erección de sus edificios o el tipo de zona que se desarrolló a su alrededor, correspondiendo estas a la industria, el transporte, el comercio o el entretenimiento, o haciéndose visible en la imagen urbana que construyen las fachadas de sus edificios e incluso en su forma, por la lotificación y densidad constructiva de las manzanas.
En los centros de los barrios de Mejorada, San Cristóbal, San Juan, San Sebastián, Santiago, Santa Ana, Santa Lucía y los parques como la Plaza Principal, el Parque Hidalgo, el de la Madre, el de la Paz y el Eu-logio Rosado se encontraban actividades de ocio y recreación como teatros, restaurantes y cines.
La estructura urbana de los barrios, por naturaleza, provee a estos de centros concentradores de actividades colectivas, mientras que, los acontecimientos económicos, sociales y culturales que suceden en el entorno barrial provocan una dinámica que se refleja en sus transformaciones que responden entre otras cosas a las nuevas necesidades de los usuarios.
La inserción de los cines en el paramento inmediato a las plazas de los barrios respondió al fortalecimiento de estas áreas como entidades concentradoras de actividades sociales colectivas de carácter económico y recreativo; además del reconocimiento de cada uno de los barrios como autónomo al contar cada uno con el mismo tipo de equipamiento urbano a la vez que eran referencias en el paisaje urbano.
Aunque cada barrio contaba con plazas centrales, dimensiones y tipologías diferentes entre sí caracterizadas por distintas épocas, su estructura se modificó paulatinamente de una en una hasta ser todas “similares”, así fue como los cines se integraron a los entornos barriales.
Es evidente que el diseño de las fachadas de las salas de proyección cinematográfica que se insertaron en estos barrios buscaba llamar la atención del espectador, esto, aunado a que la imagen de los edificios se imprimía en las publicaciones periódicas provocaba que los cines tuvieran presencia no solamente urbana sino también en el imaginario de los meridanos, aún sin haber puesto un pie en los barrios en los que estas salas se encontraban.
Una de las características repetitivas en las salas cine construidas expresamente para la proyección, como son el excinema Cantarell y Cinemex Rex (antes conocido como cinema Rex) es la verticalidad insinuada en su fachada, lo que provocó modificaciones de carácter iterativo en la imagen urbana de los paramentos inmediatos a las plazas y plazuelas de los barrios y cuarteles de Mérida.
De igual manera, la mayor parte de los cambios de uso de suelo muestran una transición de habitacional a comercial, mientras que se conserva el uso urbano del equipamiento, como los relativos a la educación (nivel básico y superior), recreación (culto religioso) y parques y jardines.
