Los entornos accesibles y el diseño arquitectónico incluyente son tópicos temáticos actuales abordados desde diferentes estudios, normas, congresos y publicaciones. Sin embargo, ¿cuán sensibles somos ante el diseño accesible e incluyente? Y esta consideración del diseño ¿es realmente una prioridad para nuestra sociedad?
Imagina: ¿qué pasa si al llegar a donde vives el servicio de alumbrado público no está en funcionamiento? Inmediatamente llamarías a las autoridades correspondientes y exigirías que se le dé solución inmediata. ¿Por qué hacemos esto? Porque es una prioridad que vinculamos como parte de un entorno confortable. Nos sentimos afectados y, por tanto, disgustados ante esta carencia.
Pensemos en esa misma calle donde vivimos pero que en lugar de alumbrado público, notamos que la rampa para personas con discapacidad está en mal estado o simplemente no existe. ¿Por qué no hablamos con la misma prioridad a nuestras autoridades? La respuesta es porque no lo vinculamos como parte indispensable de un entorno confortable aunque debería serlo.
Discriminar por medio de entornos no incluyentes es socialmente aceptado y es una realidad que como sociedad no estamos siendo lo suficientemente sensibles ante la problemática de no contar con edificios y entornos accesibles e incluyentes.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2010, el 6% de la población total de México tienen alguna limitación.
*Censo de Población y Vivienda 2010.
En México existen
Número de personas con limitaciones para...
Cabe mencionar que del total de personas que declaran tener una limitación, el 48.2% es a consecuencia de la edad, es decir población de 60 años o más y tan solo el 16% de ese total presenta alguna limitación de nacimiento.
El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 plantea que la transición demográfica de México al 2050 será de un 15% más en población de adultos mayores al registro actual, es decir en México del total de población de un 20% a un 25% tendremos 60 años o más (ver imagen 1). Y asociado con la edad el mismo estudio nos arroja que un 25% de los adultos mayores son dependientes de alguna persona que les ayude a realizar sus actividades cotidianas, sin embargo, ¿cuánto de esta pérdida de independencia es realmente causa de nuestro entorno?
La pirámide poblacional está cambiando y esto implica una demanda más elevada de servicios, especialmente asociada al incremento de personas adultas mayores que generará un impacto en el sistema de salud y desafíos a la organización familiar, así como cargas adicionales de trabajo de cuidados.
Asociado con la edad viene el demérito de las condiciones de salud como nos menciona la OMS (Organización Mundial de la Salud) “Muchos ancianos de edad avanzada pierden la capacidad de vivir independientemente porque padecen limitaciones de la movilidad, fragilidad u otros problemas físicos o mentales”.
En México la población que hoy está leyendo esta publicación y que cuenta con 30 años o más formará parte de la estadística de personas adultas mayores en 2050.
Más de la mitad de los mismos tendrá alguna limitación física.
Desde 1993 las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, plantean los panoramas básicos con los que debemos de contar para garantizar la accesibilidad mediante la filosofía del Diseño para Todos.
A partir de esto, muchísimos materiales técnicos apoyan dicha filosofía entre los que podemos mencionar el concepto de Diseño Universal creado por el arquitecto americano Ron Mace en 1996 y otras derivadas como la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores en 2002, la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad en 2011, el Reglamento de la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad de 2011, la Ley para la Integración de Personas con Discapacidad del Estado de Yucatán en 2004 y sus diferentes actualizaciones, por mencionar algunos. Sin embargo seguimos teniendo muestras de edificios y entornos actuales que no son diseñados bajo un parámetro integral del diseño para todos.
Esto es en parte porque esta normatividad se identifica como un requerimiento a cubrir, como un “check list” de número de cajones, número de servicios sanitarios, contar con rampas, sin tomar en cuenta el correcto funcionamiento de los mismos. El diseño para todos permite el uso equitativo de los espacios, evita la segmentación. Prioriza la creación de productos y entornos diseñados de modo que sean utilizables por todas las personas en la mayor medida posible, sin necesidad de que se adapten o especialicen.
El diseñar de modo incluyente no debe ser visualizado como un valor agregado, sino como una necesidad y prioridad. Todos los ciudadanos y seres humanos tenemos los mismos derechos a los entornos accesibles y es de hecho un acto inconstitucional el no hacerlo porque como se declara en el artículo primero de nuestra Carta Magna: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades…”.
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principios del diseño universal
Equidad de uso: el diseño es útil y comercializable para personas con diversas capacidades.
Flexibilidad de uso: el diseño se adapta a un amplio rango de preferencias individuales y capacidades.
Simple e intuitivo: el diseño es fácil de entender independientemente de la experiencia, conocimiento, nivel cultural o capacidad de concentración.
Información perceptible: El diseño transmite la información necesaria de forma eficaz para el usuario, independientemente de las condiciones ambientales o de sus capacidades sensoriales.
Tolerancia al error: el diseño minimiza el peligro y las consecuencias negativas producidas por acciones accidentales o no intencionadas.
Bajo esfuerzo físico: el diseño debe ser usado de forma cómoda y eficiente con el mínimo esfuerzo.
Espacio suficiente de aproximación y uso: dimensiones y espacio apropiadas para permitir el acercamiento, alcance, manipulación y uso, independientemente del tamaño del cuerpo del usuario, su postura o movilidad.
Diseñar para todos no es una tarea sencilla, sin embargo muchos manuales y teorías del diseño nos brindan ayuda para su entendimiento y correcto uso. Así mismo entrar en contacto con el contexto real por medio de entrevistas a usuarios con limitaciones, visitas a centros de atención y rehabilitación para personas con alguna discapacidad, ejercicios de manejabilidad y uso de espacios en contextos actuales, son algunas técnicas que nos pueden ayudar a sensibilizarnos hacia las necesidades reales de las personas con limitaciones y a entender el compromiso que tenemos como diseñadores para con ellos y con todos.
¿Cuál es el momento de tomar el diseño accesible como una prioridad? El momento es ahora.