Los fraccionamientos de la periferia de Mérida están sufriendo de fallas eléctricas y apagones que pueden durar hasta más de ocho horas, desde Las Américas hasta San Antonio Xluch. Pero también al interior de la ciudad se han registrado bajones de electricidad y fallas continuas que mantienen a los habitantes en situaciones extremas, sobre todo ahora mismo con la ola de calor que supera los 40 grados centígrados y con el pendiente de que los aparatos electrodomésticos puedan presentar algún desperfecto o convertirse en pérdida total.
Si bien la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha manifestado que estas “fallas” en el suministro de energía se deben a reparaciones y procesos de mantenimiento que se tienen que realizar permanentemente, también hay que analizar la forma en la que está creciendo la ciudad a través de la oferta inmobiliaria y que de manera intensa y acelerada requiere de la dotación de este servicio.
De acuerdo con reportes recientes, en Mérida hay un aproximado de 98 proyectos en torres residenciales y, por lo tanto, vemos zonas que pasarán de tener una sola vivienda y a contar con decenas de departamentos en la misma superficie que, por su diseño y propuesta de exclusividad, se conciben como unidades totalmente climatizadas. Así que hay que ir sumando la carga energética que cada nuevo desarrollo requerirá.
Asimismo, la expansión urbana de la ciudad preponderantemente en la zona norte, pero también hacia Caucel y Los Héroes, representa un modelo urbano que contraviene la política de redensificación y privilegia el desarrollo de zonas alejadas del centro de población, con lo cual hay que sopesar el costo que implica llevar las infraestructuras y servicios básicos, sin que se vean afectados los habitantes de la ciudad al interior del Anillo Periférico.
Por lo tanto, habría que trabajar con mayor precisión el tema de la planeación urbana. Vinculado la visualización de escenarios futuros de la dotación de energía eléctrica, toda vez que, en tiempos de pandemia, experimentamos la necesidad de estar conectados las 24 horas desde casa y además hay que agregar que las condiciones climáticas nos obligan a determinadas horas a depender de un aire acondicionado.
También hay que pensar que quedarse sin energía eléctrica durante más de ocho horas con las temperaturas extremas que son naturales de nuestro estado, puede derivar en que todos los alimentos refrigerados se echen a perder y representan pérdidas significativas en el bienestar de una familia o en los negocios que sin importar su tamaño no cuenten con una planta eléctrica (cosa poco común o inexistente en tiendas y negocios de barrio).
En virtud de lo anterior: ¿cuáles pueden ser los escenarios futuros del servicio de la CFE, si seguimos pensando a la ciudad como un gran rompecabezas que nunca se arma correctamente sobre el territorio?, ¿cuáles serían los escenarios si cada dependencia arma lo que puede con sus piezas, sin tener una visión integral de lo que se está gestando?
Me permito destacar que los fenómenos de verticalización a través de los proyectos inmobiliarios en torres y de expansión urbana en la periferia de Mérida, se convierten en un verdadero desafío para CFE, ya que habría que ponderar sí con la misma velocidad con la que se autorizan y construyen los proyectos inmobiliarios en Yucatán, se podrán adaptar las infraestructuras y los servicios básicos. Este podría ser el punto de partida para una reflexión profunda intersecretarial para establecer pautas estratégicas que nos garanticen un futuro funcional del territorio y sus infraestructuras.