El mundo está cambiando y transformándose rápidamente. La población mundial actual ha pasado a ser mayoritariamente urbana. Alrededor del 55%, unos 4,200 millones de personas, viven en ciudades. De acuerdo a informes del Banco Mundial esta tendencia se acrecentará en los próximos años, y posiblemente para el año 2050 la población urbana global llegue al 70% duplicando la superficie de las áreas metropolitanas existentes.
Para el caso de Yucatán el fenómeno es aún más fuerte. Debido a su dinámica demográfica, la concentración de la población urbana se ha acelerado a tal grado que, según datos del INEGI, 79% de la población estatal se concentra en zonas urbanas. En Mérida la población en la Zona Metropolitana (ZMM) pasó de 830 mil habitantes en 2010 a 995 mil en 2020, lo que representa una tasa de crecimiento anual cercana al 2%.
de la población en Yucatán se concentra en zonas urbanas.
El modelo de desarrollo de crecimiento horizontal en Mérida ha provocado la expansión de su superficie urbanizada de manera discontinua, dispersa y con una muy baja densidad poblacional, de tan solo 55.8 habitantes por hectárea.
El modelo de desarrollo de crecimiento horizontal de la ZMM ha provocado la expansión de su superficie urbanizada de manera discontinua, dispersa y con una muy baja densidad poblacional (de tan solo 55.8 habitantes por hectárea), subutilizando el espacio urbano y generado grandes espacios internos sin urbanizar que, al mismo tiempo, se aíslan del resto de la ciudad en espera de su potencial urbanización. Misma que es limitada por la especulación y la búsqueda de la maximización de utilidades, generando un modelo de ciudad poroso, inconsistente y de alto costo. Ya que, este concepto de desarrollo urbano, basado en la expansión y los suburbios, se caracteriza por el aumento en las distancias recorridas entre polos de vivienda y trabajo, generando la disfuncionalidad del sistema urbano (Miralles-Guash, 2002).