El concepto sobre resiliencia en términos urbanos finalmente ha sido reconocido en un instrumento jurídico federal como lo es la Ley General de Asentamientos Humanos Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano (2016). Sin embargo, a pesar de haber dado un gran paso en este aspecto, aún nos queda mucho por hacer. Y, primero que nada, considero que falta el gran análisis urbano en sus diferentes escalas, para identificar correctamente el conflicto que los mismos instrumentos jurídicos generan.
Es por ello, que cuando se dice que Mérida y su zona Metropolitana están sobre diagnosticadas y ya todos nos hemos agotado de diagnósticos sobre diagnósticos, es precisamente cuando hay que pasar con urgencia al siguiente paso. Para qué nos sirve haber identificado un sinnúmero de problemáticas en la ciudad, si no somos capaces de dar respuestas en el corto y mediano plazo y ni qué decir en el largo plazo. Lo que convierte a esos diagnósticos en simples inventarios.
ONU HABITAT en su Programa de Ciudades Resilientes (CRPP por sus siglas en inglés), nos dice: una ciudad resiliente es aquella que evalúa, planea y actúa para preparar y responder a todo tipo de obstáculos, ya sean repentinos o lentos de origen, esperados o inesperados.
Y que conste que, en el interior del Estado de Yucatán, aún quedan muchos otros pendientes territoriales que precisamente desde los instrumentos jurídicos, han quedado en el olvido, como lo son los Programas Municipales de Desarrollo Urbano y las respuestas empáticas para la movilidad de las personas.
Por tanto, siempre nos estamos preguntando, si la capital del estado está sobre diagnosticada y cuenta con instrumentos jurídicos actualizados, ¿Por qué sigue habiendo conflictos y situaciones que aún no se terminan de resolver? Así como también el cuestionarnos si el actual modelo urbano que se debate entre la expansión urbana y la verticalidad, pueden garantizarnos una ciudad resiliente en el futuro próximo.
En virtud de lo anterior, me permito sugerir que hoy más que nunca debemos de hacer las cosas diferentes. Es imposible tener resultados diferentes, si seguimos haciendo las cosas de la misma manera que siempre, y teniendo como base y evidencia, que las cosas no mejoran.
Por tanto y tomando como base que las cosas no solo cambian, sino que ahora cambian mucho más rápido, tendríamos como consecuencia desarrollar metodologías que vayan más allá de meros diagnósticos urbanísticos. Porque finalmente el problema radica en que las propuestas se realizan a partir de lo que arroja el diagnóstico, sin que haya de por medio un análisis profundo sobre las causas de tales problemas y lo único que se logra es proponer modificaciones al mismo instrumento, que en este caso es el Programa Municipal de Desarrollo Urbano, sin que exista una acción vinculatoria con los demás instrumentos jurídicos.
Para ello se requiere una nueva metodología que se base en los principios de la política pública para incidir en los asentamientos humanos con base a lo establecido en la LGAHOTDU (2016), y a su vez que oriente el análisis del conflicto urbano desde una perspectiva de aproximación socio-jurídica. Es decir, necesitamos abordar el conflicto urbano desde la perspectiva de los habitantes y los principales actores, para desmenuzar los intereses que se enfrentan en el territorio, pero a su vez, comprender cómo funciona el andamiaje jurídico que le da vida al conflicto urbano. Pero además debemos trabajar en la visualización de escenarios futuros y aprender a planear con la incertidumbre y la velocidad del cambio.
Expansión descontrolada desarticulada de un plan asertivo y visionario de movilidad y verticalidad salpicada sobre vialidades a las cuales se le pueden sacar provecho según el artículo 65 del Reglamento de Construcciones del Municipio de Mérida, vigente desde el 5 de Enero 2018, son algunos temas que deben analizarse a profundidad a través de talleres participativos, mesas de trabajo, webinars, metodologías y ejercicios que nos ayuden a aproximarnos a propuestas jurídicas formuladas desde la comprensión del conflicto urbano y el mapa de actores.
Esta es la propuesta de Habitar y más para abrir un espacio formativo, propositivo y de reflexión, para unir conocimientos y experiencias, conectar gente y construir nuevas propuestas. Muy pronto daremos a conocer esta iniciativa, cuyo propósito es hacer más con menos, aprender y proponer juntos para procurar ciudades resilientes desde una metodología de aproximación socio-jurídica.