Page 8 - REVISTA 5 - MARZO 2021
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                                               siempre buscando la relación más puntual con la naturaleza, dos filas de bancas estrechan el camino para enmarcar el espacio más importante: El Altar.
El segundo espacio, el principal, el Altar, pareciera que es el final de una caverna con la bóveda abierta creando una ventana al cielo.
Al final de la caverna se encuentra un cuerpo de agua, haciendo
referencia a los cenotes que se forman como parte de algún río subterráneo de los muchos que tienen su recorrido en el subsuelo de la penínsu- la. Esto genera todavía más una sensación de aislamiento y reflexión, brindando el espacio ideal para encontrarse con uno mismo.
“La Capilla de la Tierra” fue diseñada para ser interpretada libremente por el “orador”. No pretende imponer una lección de espacio, al contrario, invita a adue- ñarse de la misma dependiendo del momento, del clima, la luz y el tiempo.
Por lo tanto, la interpretación del espacio arquitectónico varía y crea expectativas y conclusiones diferentes.
Solo dos elementos se imponen en el contexto, primero el “marco” de la entrada que sirve como reinterpretación del atrio, donde se inicia el recorrido al interior de la capilla y donde poco a poco el “orador” se va desligando del ambiente exte- rior. El otro es una “cruz” a nivel del terreno al borde del vacío, que reinterpreta un cenote, y está calada en placas de concreto prefabricado que permiten iden- tificar desde lejos la vocación del espacio.
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